sábado, 6 de junio de 2015

Homeostasis y equilibrio: esa justa edad (Columna para André. Bienvenido a los fabulosos treinta).

"Me siento vieja y experimentada" dijo una contemporánea (que es incluso unos años menor que yo) con un tono quejumbroso mientras sorbía el último trago de café.
"Lo vieja es opcional,amiga"-fue mi respuesta. Y es que estamos en esa justa edad: precisamente en el medio.

En el medio. Y si vamos a una fiesta nos toca escoger mesa: con los patojos que nos ven con desdén al reflejo de la luz que emite la pantalla de su celular o con los viejos que hablan de política mientras toman whisky. Y, de cualquier manera ganamos: nosotros (los del medio) somos doctos tanto en actualidad nacional como en tecnología.

Esta justa edad "de ni de aquí ni de allá", tiempo de "amalgama perfecta entre experiencia y juventud" (aunque-para nada-seamos fans del autor).

Esa justa edad en la que podemos contar (todas y cada una de las veces) con nuestra ya desarrollada astucia. Edad en la que vemos aparecer las primeras canas y enfrentamos a diario el dilema entre pintarlas o mostrarlas con orgullo.  Y ambas opciones nos parecen bien: ya sabemos que encanto personal mata a carita. Siempre.

Edad en la que aprendemos a reirnos de nosotros mismos y a tomar en serio solo aquello que realmente vale la pena. Es durante esta década que nuestras prioridades se ordenan y-mágicamente-encajan con lo que a diario buscamos. Congruencia y automotivación, dirían los psicólogos.

Tiempo en el que una noche de fiesta derrota ya al cuerpo y-entonces-nos medimos.
Si salgo el viernes, descanso el sábado. Reunión "tipo tranquilo" y licores mas finos. Calidad sobre cantidad en todo: manjares,vestidos, charlas y amores.
Eso de "menos es mas" finalmente toma sentido.

Tiempo en el que los antiácidos y la sabiduría que dan las mañas son nuestros mejores aliados.

Edad en la que todos nuestros ex se casaron ya. Y los vemos de pronto (casi siempre en el pasillo de "hogar" en el supermercado) y los saludamos cortésmente (y la duración del saludo depende de si el incauto compra con su esposa y sus hijos o solo) y secretamente pensamos en que no elegimos tan mal después de todo. Por algo son ex y no los extrañamos (a menos que esté lloviendo, pero eso no se lo contamos a nadie).

Etapa en la que los complejos, las propuestas subidas de tono y los actos fallidos ya no nos intimidan. Lidiar con esto es ya pan comido e incluso nos divierte.

En los treinta es que dejamos de contar años y empezamos a contamos amigos. Contamos logros.Contamos decisiones (sobretodo si son buenas). Y nos hacemos porras solos, después de todo, somos ya capaces de emitir un juicio justo sobre nuestros aciertos y derrotas. Las cicatrices nos respaldan.

Los treinta. Edad en la que tenemos todo (absolutamente todo) para ser felices.
Y la experiencia.
Amiga, lo de "experimentada" es cumplido. Y mas que cumplido, es un deber con nosotros mismos. Toca. Toca probar y disfrutar todo. Todo.  Y es que estamos en esa justa edad.

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