domingo, 3 de enero de 2016

31 de diciembre en el Renap: viva y coleando

"Guarde su turno, mamita. Es la última vez que va a estar abierto este año"-amenazó el guardia de la puerta en tono autoritario, pero amable. 
Le creo. Hoy es 31 de diciembre. Jueves.

El Renap me ofrece dos importantes cierres para este último día del año:
un acta de defunción a nombre de mi viejo y un nuevo DPI para mí. 
Por eso es que tenía que ser hoy: mi yo simbólico me lo exigía. Mas que nunca, se me hace obvio: así como la vida termina como si nada, como si nada también empieza. 

Y digo termina, pues el acta de defunción así lo dicta. 
Y digo empieza, pues mi nuevo DPI así lo dice. 
Solo el papel, el plástico y el tiempo aguantan con todo. 
Y ese todo-aquí en el Renap-se limita a fechas. Nació, creció, se reprodujo y murió. Todo reducido a fechas. 

Paso a la primera estación. "Siento lo de su papito"-me dice la señorita."Los difuntos hacen mas falta en estas fechas"-"Gracias"-mientas asiento con la cabeza. 
Mi viejo. En las anotaciones del reverso dice que se casó dos veces. Las dos veces a escondidas. Las dos veces con la misma mujer. 

En mis anotaciones dice que tengo dos hijos de un solo parto. A la seño le toma un tiempo entender. "Son gemelos", le explico. "Gemelos! Y varones! Seguro fue difícil..."-sonrío de medio lado, son ya 16 años de lo mismo-"Mire, y es cierto que cuando hay gemelos la casa se llena de hormigas?"-"Así dicen"-mientras me hago la bestia pues para esta última no tengo explicación racional. 
Dos hijos y un divorcio. Hoy-oficialmente-dejé de ser "de" alguien. Retomo el nombre que me pusieron al nacer. Las versiones originales siempre son mejores, dicen. 
"Año de cambios"-recalcó en tono motivador. Yo pensé en Stella Molina S., mientras veía la punta abierta de sus zapatos. Punta abierta que dejaba ver los panty color champagne, dos tonos demasiado claros para su piel. Hay pino en el piso.
"Listo, seño. Le deseo un mejor año para este que viene"-"Le agradezco mucho"-mientras me levanto sin ganas de la silla plástica y caliente del humor de todos los que pasamos por allí hoy. 

Un mejor año.  "Dios quiera"-mientras sigo esperando. Hago cola, pero esta vez estoy sentada. Sentada junto al tambo Salvavidas y el ventilador. Justo al lado de la tele encendida. Encendida, coronada con un chiribisco plateado y sintonizando el canal 13. Y-claro-el "especial navideño" muestra al Buki. El Buki en vivo y coreado por miles de personas. Malaya un concierto del Buki. Y suena la canción mas temida.  Aquella que es himno rockolero y que-adrede-he evitado mas por hastío que por tristeza. 

"Y yo sin ti, en esta so-le-daad. Recuerdoeldíaenqueteperdíii", así todo de junto. 
"Puta, nunca habrá un momento mas patético que este. Estoy haciendo cola en el Renap un 31 de diciembre y escuchando al Buki". Le doy un trago a mi Grappette en bolsa, solo para pasar el mal momento. 

Patético, seguro. Cierro los ojos para imaginarme en una playa, el calor y el ruido del ventilador me sitúan recostada en una hamaca. El Buki ayuda también. "Este año sí me compro mi rockola". Extrañamente, me siento en paz con este año. Año de enormes cambios, pérdidas y encuentros. Una de cal y una de arena: empate. 

Cierres. Jamás una palabra y una época fueron tan congruentes. 
"Algo hemos aprendido, algo hemos olvidado"-murmuro. 

La agonía de este año. Pero-sinceramente-no siento morir. Murieron las certezas. Murieron varios planes. Murieron algunas expectativas. Pero yo no. Yo viva. Viva y coleando. Y con eso quiero decir que estoy viva y estoy haciendo cola. Haciendo cola y escuchando al Buki. 
Escuchando al Buki y tomándome "una mi agua" mientras pienso en este año que termina. Que termina y termina en empate. 
No hay tiempos extra: hoy es 31 de diciembre. Jueves.
Jueves que me encuentra esperando. Esperando un año mejor. Ya me toca. Ya es mi turno.
Yo, en el Renap. Ustedes no se donde estén: pero-en verdad-por su felicidad-yo brindo en esta navidad. 




Ximena Fuentes 
Enviado desde mi iPad