jueves, 23 de febrero de 2017

Semana 5 #40paralos40

Bajar de peso es-creo-como ir en el tráfico.Lento a veces. Otras más rápido. Por tramos. Con paciencia. Hace un mes tomé la decisión de mejorar mi salud y retar a mi cuerpo. No ha sido fácil. Ni rápido. Pero el paso lento me ha permitido ver el camino de una forma distinta: apreciando los detalles y considerando nuevas perspectivas.  Y claro, escribo esto mientras espero que la infinita fila de autos me permita pasar. Pasar-no importa si despacio-porque voy apreciando el camino. Apreciando y aprendiendo, como lo hago en estos días con mi propio cuerpo: ahora que lo conozco mejor puedo apreciarle y ser su amiga.  (Update: esta semana me asusté porque-aunque la ropa me quedé mucho más holgada-peso una libra y media más que hace unos días. Aprendí-entonces-que el ejercicio que hago ahora ha aumentado mi porcentaje de masa corporal y que eso se traduce en menos grasa, más músculo y mejor salud).  Sigo pues-a velocidad prudente y con ojos abiertos-en mi camino a perder #40paralos40  Gracias por acompañarme !

martes, 14 de febrero de 2017

El desfile de los tristes (Felis día del k-riño)

El desfile de los tristes («felis Día del K-riño») «La queja es el desfile de los tristes», dijo mientras tomaba un turno. Sobre su cabeza, el rótulo de plástico verde mármol: «Ventanilla para toma de denuncias». Ximena Fuentes 13 02 17 Sucede a ambos lados del mostrador: en uno atiendo a dolientes y en el otro tomo un número del departamento de denuncias. Una nena llorando. La señora del ojo morado. Yo. Y si la queja es el desfile de los tristes, hoy soy la batonista. Mi número aparece en la pantalla: 520, atención a víctimas. Tres horas esperando para que una colega me diga que lo que me sucede no es importante, que la ley guatemalteca no me ha tomado en cuenta, que no estoy bajo tanto riesgo, que hay gente más jodida que yo. Tres horas para decirme que los gritos no han lastimado, que (según la ley) él no puede cometer violencia contra mí porque no somos amantes. Que encontrar orinada mi casa no es algo tan malo, que a muchas les ha ido peor, que, aunque denuncie hoy, mañana desestiman, que entonces para qué. «Lo mismo han de haberle dicho a la Siekavizza. ¿No cree?», le digo en tono sarcástico solo para no explotar. Y ella hace como que no sabe de quién le estoy hablando. Y yo quiero decirle que 22 folios de evidencia no narran las noches sin dormir y los vómitos de bilis, que a veces manejo despacio de vuelta porque tengo un enorme miedo de vivir en mi propia casa, que me vuelve loca pensar que tuve que ponerme violenta para que me permitieran denunciar que ese hombre ha sido violento conmigo, que me da asco tanta incongruencia. Tres horas de espera para narrar cómo el hombre ese me ha acosado, que tengo miedo y que a nadie le importa. Que la impotencia me ha quemado el sentir. Y que perfectamente entiendo que ella (la colega) sabe de eso: nos pasa a los empleados públicos, los que un día decidimos blindar nuestra alma. Que nos hacemos voluntariamente inmunes al veneno y de desdén. Porque la indiferencia es el único antídoto accesible para espantar la muerte. Que morimos a gotas y que, ya muertos, el alma sobra. Insensible. Sin hacer conexión, sin buscar la mirada. Esperando que den las cuatro en punto para huir. Huir para volver mañana. Porque este mismo día se repite por 20 años y luego me retiro y cobro pensión. Me ves aquí, pero no estoy. Tus quejas salen sobrando. Soy un empleado público y lo escuché todo ya. La jubilación me espera y las penas con pan y desdén son menos. Marco tarjeta. Guardo la lonchera dentro del archivo. Enciendo la radio. Cierro los ojos y recuerdo la enorme pila de expedientes ordenados sobre el piso. Uno de esos es el mío. Es mío y narra a detalle el miedo que he vivido durante estos tres últimos meses. Abro los ojos. Son las ocho en punto. Pienso en que anoche, después de todo, puse una denuncia que está entre la enorme pila de expedientes ordenados sobre el piso. Y que este pequeño triunfo de denunciar (ganado ayer y desestimado hoy) tiene sabor a lágrima. Yo solo quería que a alguien le importara y sé que no cumplí mi cometido. Pero no voy a llorar aquí. Cambié ya de lado del mostrador. Ayer fui víctima. Hoy soy empleada. Ayer era queja. Hoy soy desdén. Y en mi escritorio de empleada pública encuentro una bolsa de celofán con gomitas. Engrapada, una tarjeta hecha con pobre ortografía: «Felis Día del K-riño, lisensiada. Gracias por oírme». Me cuelgo el gafete blanco al cuello (ese que dice psicóloga) y me trago el nudo en la garganta mientras me dirijo a la ventanilla de quejas. «El que sigue». Y si la queja es el desfile de los tristes, hoy soy la batonista. [Fin] Ximena Fuentes Publicado en: https://www.plazapublica.com.gt/content/el-desfile-de-los-tristes-felis-dia-del-k-rino

jueves, 9 de febrero de 2017

Semana 4 #40ParaLos40

"Animales de costumbres", solemos llamarnos. A diario procuramos una vida predecible, anhelamos un plan inamovible escrito en tinta permanente y una zona de comodidad impenetrable. Aceptamos un destino fabricado que-aunque impuesto-nos acomoda. Y ya.  Mi destino era la enfermedad: abuela, abuelo y padre hipertensos, con considerable sobre peso y problemas del corazón. Abuela y madre con problemas de Insulina y Diabetes. Todos aceptaron ese destino y vivieron sin cuestionarlo. Pasé así casi 20 años: a pesar de tener a mano los recursos, preferí envolverme en excusas.   Entregué mi organismo y mi capacidad de decidir sobre él al destino. Engordé, me quejé, me enfermé, me justifiqué y me sentí mediocre . El mismo ciclo dio varias vueltas.  Hasta que lo detuve. Hoy entiendo que el verdadero reto de este tiempo (un mes casi) ha sido reajustar mi actitud personal y entender que soy capaz de decidir sobre mis circunstancias y resultados.   Elegir una actitud de abordaje ante la vida es la más elemental de nuestras libertades: y yo elegí estar saludable. Mi destino lo construyo yo (desde hace casi un mes).  Hoy estoy 13.5 centímetros más cerca de mi meta (y ya se me nota). Voy despacio, pero decidida a perder #40paralos40. 

miércoles, 1 de febrero de 2017

Semana 3 #40paralos40

Después de una buena racha, esta semana perdí solo 1.5 lbs. Y de verdad que me había esforzado.  Confieso haberme sentido desilusionada. Esperaba un número muchísimo mayor: uno del que pudiera sentirme orgullosa, pero no.  Y es que esta semana fue de estrenos: trabajo nuevo, horario nuevo. Los ajustes no me han sido tan sencillos como esperé.  Mi cuerpo respondió al cambio de rutina y me toca respetar sus ritmos.  Que pronto alcanzaré un equilibrio, que seguiré bajando de peso y que podré proponerme nuevas metas. Sí, voy a seguir esforzándome.  Que todo esto no es trágico, dicen.  Mis medidas siguen disminuyendo. Mi cuerpo es cada día más sano. Y-al parecer-sigo en buen camino para bajar #40paralos40.  Ojalá sea así. Pie de foto: yo, con la libra y media de grasa que perdí. Voy a esforzarme para no encontrarla de nuevo (no la quiero de vuelta).