sábado, 21 de marzo de 2015

De la música del corazón y las canciones que son personas

Hay canciones que son personas.

Canciones que nos llevan a un momento específico. Que nos conectan con un sentimiento sin importar en dónde estemos. Canciones que forman parte del playlist de nuestra vida. Notas musicales que marcan el ritmo de nuestro sentir, canciones del corazón: así es como les llamo.

Hoy me pasó. Estaba yo en medio del tráfico y, de pronto, esa musiquita introductoria: como ninguna (esa que te hace mover las caderas, aquellas que no saben mentir).  

Y me dio vuelta la barriga. Como todas y cada una una de las veces que escucho esa canción, me vi transportada a la lejana Patagonia. Nerviosa, emotiva, expectante.

Me llevó 4 días llegar hasta el lugar en donde estaba ella.  4 largos días de aeropuertos, ciudades y desiertos interminables. Y al fin llegué. Tenía exactamente un año de no verla. Separarme de ella ha sido lo mas difícil que he hecho en mi vida. Sin duda.

Confieso que, en ese momento, me dio miedo asustarla con un saludo demasiado efusivo ( aunque el corazón ya me explotaba).  Había imaginado este momento mil veces y ahora no sabía que hacer.

Decidí permanecer quieta y esperar a que ella diera el primer paso (y es que las mujeres fuertes no sabemos ser vulnerables frente a otras de la misma especie).

 

Se paró frente a mí y mis rodillas traicioneras. Y fue en ese instante que lo entendí (esas certezas que nos caen como rayo) : estamos conectadas para siempre. Ella es yo y yo soy ella. La amo como a nadie jamás. Ella es la mujer de mi vida. Todo eso me golpeó de frente en un solo segundo.

 

Me miró de arriba a abajo con esos ojazos negros, como reconociéndome.  Segundos que son eternos. No mas sonidos que el de mi acelerado pulso.

 

Con voz demasiado segura para una nena de casi 4 años y un acento inconfundiblemente gaucho me preguntó, inquisitiva: "Y...vos sos mi tía?".  Creo alcancé a mover la cabeza en afirmación, no me acuerdo.  Siguió la inspección visual y el interrogatorio: "Y a vos, también te gusta la Shakira?".  Recuerdo haberme sorprendido y dudar sobre la respuesta que debía dar. Pero, sin dejarme responder, siguió: "Es linda, no?". Y tomó mi mano con la seguridad que solo puede darnos la pertenencia.

Y yo jamás encontré ojos así, como los que tiene ella.


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