sábado, 11 de octubre de 2014

Los malos amores y el esperado olvido. Solo la lluvia nos lo dirá.

Los malos amores. Ni la controversial Lady Gaga se ha salvado de ellos. Y digo malos pues, evidentemente, algo ha ido mal y han terminado y no guardamos mas que la agridulce experiencia de su paso por nuestra vida. Eso y un par de recuerdos. Malos amores.


Y escribo esto pensando en uno de mis pacientes a quien cariñosamente llamo "El Profe", quien dice tener solo dos pasiones: la docencia y su ex.
Su ex a quien amó y luego abandonó y hoy atesora. Tormentoso, apasionado, imposible, lejano. Un mal amor.  Un mal amor que persiste en su mente y corazón.

"Hay días buenos y hay días terribles. Días en los que es grato pensarla por ratitos y días en los que se convierte en obsesión eso de extrañarla. Días de paz y días de ahogo. Y si el olvido es tan complicado, así de ir y venir, ¿cómo voy a saber si salí ya de esto, lic?"-pregunta con ojos desesperanzados.

Honestamente no sé qué responder y lo hago con efímeras conjeturas. ¿Cómo saber si hemos salido ya de un mal amor? Ni idea.

Ha de ser cuando dejamos de extrañar a la persona todo el día y dejamos de buscar cualquier excusa para hablarle. Nada de "buenos días" o de "sueñe con los angelitos" antes de ir a dormir. Cuando dejamos de obsesionarnos con lo que estará haciendo y anhelando. Y, específicamente, si estará pensando en nosotros tanto como nosotros pensamos en ella.

Será cuando ya no los incluimos en nuestras oraciones y cada lugar al que alguna vez asistimos juntos se convierte en un espacio neutral. Cuando ya no escuchamos ese playlist secreto que guardamos en su honor. Cuando dejamos de tirar besos al aire si es que, de casualidad, pasamos frente a su oficina. Cuando dejamos de mencionar su nombre en todas y cada una de las conversaciones.
Cuando nos olvidamos de revisar el teléfono cada tanto con el único fin de descartar la lejana probabilidad de una llamada.

Cuando las demandas emocionales disminuyen hasta extinguirse.
Cuando las conversaciones imaginarias se hacen mas esporádicas y los reproches innecesarios. Cuando otras personas dejan de preguntar.
Será que el olvido llega en el momento en el que podemos reunirnos con amigos un viernes cualquiera y compartir nuestra historia y reír a carcajadas.

Será que salimos de un mal amor cuando somos capaces de hacer un balance general de emociones y comprendemos que las lágrimas sufridas valen las lecciones aprendidas. Y luego agradecemos la experiencia. Fin.

"Observando estos objetivos indicadores, así es que sabremos con certeza cuasi científica que hemos salido de un mal amor" me imaginé respondiéndole al Profe con voz convencida aunque sepa yo que esto no es mas que una mentira.

Mentira porque la verdad nos la dirá la lluvia.
Sí, la lluvia.
Y es que si en una tarde de lluvia nos descubrimos pensando, queriendo y recordando sabremos que estamos perdidos. Que no hemos salido de ese amor. De ese mal mal amor.

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