miércoles, 14 de septiembre de 2016

Deporte Olímpico: la llamarada de tusa. Antorchas.

 
"Cómo se describe a sí misma?"-leía la aplicación que estaba llenando ayer.
Y me quedé pensando. 
"Resiliente  y muy muy propensa a ser llamarada de tusa", fue lo primero que pensé. "Soy chapina, disculpe"- seguí justificándome mientras respondía mentalmente. Y es que, para qué hablar cuentos?
Lo resiliente, pues es mas necesidad que otra cosa. 
Pero lo llamarada de tusa es maña.  Encendidos en patrio ardimiento. 
Apasionados por un instante, indiferentes por el resto de los millones de instantes.
Empuje momentáneo seguido por un-casi inmediato-aplazamiento  eterno. 
Maña heredada esa de la tusa. 
Y ha de ser porque "nuestros padres lucharon un día". UN día. 
Y los demás días, valieron. Valieron ante la indiferencia y la apatía. 

"Esto es solo hoy"-musito, amargada mientras apago el motor con resignación. 
Estas maratones con antorcha se parecer mucho a Guatemala. 

Será porque van-caóticas-con rumbo a un destino incierto y porque-al final-nadie gana nada. 
Será porque ni uno de miles se cuestiona y solo corren sin razón porque sí, porque la tradición así lo manda. 
Será porque pan y circo durante días y es mas sencillo seguir al rebaño. En manada, así como hacen las bestias. 
Será porque la independencia es algo tan efímero que, aunque corramos, no vamos a alcanzarla nunca. 

Y porque con todas estas razones puedo identificarme plenamente. 
Me identifico plenamente porque soy chapina: me reconozco  como una persona a la que le encanta coquetar con la posibilidad. Me gozo (y me sufro) las probabilidades y las estadísticas (estén a favor o estén en contra). 
Eso de hacerle ojitos de lejos al éxito me mantiene viva. 
Pero me pasa  en el futbol, la política y en los pleitos: no me comprometo.
Sudo el esfuerzo venidero, anhelo el gol, me ilusiona la copa. Pero, si me convocan a partido, seguro llego tarde. O me olvido del uniforme. Me conozco. 
Soy esa patoja mañosa que fue seleccionada para el equipo de atletismo del colegio y prefirió decirle a la maestra que su papá no podría comprarle los tennis. 
Y lo he hecho miles de veces: nutricionistas, gimnasios, partidos políticos, traidos, grupos de lectura, clases de cocina. Si de comprometerse se trata, mejor digo lo mismo que la Shakira: te lo agradezco, pero no. Ni por "mi amada patria" lo hago.

"Esto es solo hoy"-apática, arisca, indiferente. Y es que esta realidad no es la mía: yo soy de otra clase, soy de otro tipo, soy de otro sentir. Ellos son de palco, yo soy de área VIP. Soy de VIP y a eso de cuestionarse no le entro. Hago porra, pero no me comprometo.


Pasa la manada de corredores con antorchas de tusa. Pasa la manada de carros con banderitas y vidrios polarizados de indiferencia. "Pobres patojos. Pobres chapines: corriendo detrás de una independencia que se nos escapa. Corriendo por una libertad que no tenemos". 

(Continuará) 

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