Lo confieso de manera pública: “Carcacha”, de la difunta reina del tex mex, es mi canción favorita en el mundo. Y sí, si algún día me tatúo el cuerpo seguro será con la frase: “…y aunque tenga una carcacha lo que importa esque voy con El” (El, con mayúscula).
Suspiro de alivio al sentir esta verdad que hoy deja de ser secreto. Una pena menos.
Tributo. El, la reina y yo compartimos este mantra: meneando despacito el cuerpo es que se llega lejos. Paso a pasito.
Y es que casi siempre me siento así. Como una carcacha a punto de sucumbir ante la “humareda que nos viene ahogando.” El motor a mas no poder. Dicen que es bajo presión que se rinde mejor. Y a esta procrastinadora profesional no le queda mas que estar en completo acuerdo.
Me pasa todos los sábados por la madrugada.
Suena el despertador a las 5:01 am. Es hora de escribir la columna semanal que debo entregar ese mismo día.
Lo único que me despierta a las 5:01 am es la emoción de saber que tengo exactamente una hora y 45 minutos para pensar en un tema,para escribir sobre el, para revisar mi escrito(y volver a revisar mi escrito) y presionar SEND.
Después del emocionante momento me arreglo y me voy a trabajar, prometiéndome a mi misma que esto no volverá a pasarme.Esta semana no sucederá. Y lo repito siete días después. 5:01 am.
Paso la semana entera martirizándome pensando en un tema. Esta es la parte mas complicada. Luego escarbo mi cerebro por un ejemplo que enriquezca y enfatice. Y en una manera amena de presentar lo que quiero decir. Y hasta en un soundtrack (qué es de la vida sin música, no?) Pero no lo concreto.
Digo, es hasta el sábado por la madrugada que encuentro ese al que le llaman el punto G:las ganas.
Evidentemente, mis ganas se ven empujadas por la emoción del último minuto. El nervio acelerador que me mantiene al borde. Como diría la mamá de cualquiera en lenguaje mas coloquial: es hasta el último minuto que “se me da la gana”.
Dicen los psicólogos (cuando no ellos,metidos en todo) que la necesidad de procrastinar es una clara muestra de resistencia.
Newton le da like a esta perspectiva.
Resistencia. Así –y solo así- es que camino y avanzo.
Arreada. Obligada. Paso a pasito como tortuga artrítica con pies de plomo. Reina de las excusas y el aplazamiento.
Son casi las 7 y este sábado me encuentra sin teclado y a merced de la señal de internet que tiene voluntad propia. Y excusas. Toda una carretera de excusas como piedras de tropiezo.
Y lo tengo bastante claro: me resisto a abrir micorazón esta semana. Temo abrirlo y no encontrar nada. Ni inspiración, ni sentimiento.Abrirlo y no encontrar mas que excusas.Excusas,llantas de triciclo y un motor al revés.(Continuará).